Las primeras horas en Pekín sirven para darse cuenta que China quiere dejar una buena imagen entre los 500.000 extranjeros que se espera que visiten la ciudad durante los Juegos Olímpicos, que empiezan el 8 de agosto y terminan el 24.Un país de 1.300 millones de habitantes y una ciudad de 17 millones ha puesto también un regimiento de 100.000 voluntarios al servicio de deportistas, periodistas y visitantes. Nunca un evento había contado con tal cantidad.
Para ser voluntarios, debieron mostrar un buen nivel académico, conocimientos de idiomas y pasar una criba entre más de un millón de aspirantes.
En Pekín, no hay que caminar muchos metros sin que el visitante se encuentre con un voluntario que ante cualquier atisbo de duda por parte del huésped se lanza sobre él para ofrecerle su servicio. Lugares tan poco habituales como baños públicos tiene una persona a la entrada.
Tanto la villa de los deportistas como la de los periodistas o el centro de prensa, están inundados de personal chino. En todas las puertas de los edificios que los albergan hay tres o cuatro personas para lo que tercia, ya sea abrir la puerta, empujar un carro con maletas o abrir camino.
"Hay un personal increíble. En el comedor, cuando hemos terminado, cuatro o cinco voluntarios se precipitan para limpiar la mesa", contaba Emilie Fer, una piragüista francesa a los periodistas de su país.
En el comedor de la villa de los atletas, donde se alojarán 16.000 personas, unos 1.300 jefes de cocina se encargarán de preparar platos de todos los gustos y orígenes y los participantes tendrán todo tipos de espectáculos.
Incluso se proponen clases de mandarín, la lengua más extendida en China, a los atletas que lo deseen, y algunos miembros de la delegación chilena estaban entre los primeros alumnos. Las frases que les preguntan a los profesores son de todo tipo. Periodistas y deportistas coinciden en una apreciación: "Nunca habíamos visto antes tantos voluntarios". Desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad, todo está recién pintado y nada parece viejo.
